Síntomas de la depresión, posibles causas y tratamiento

 


La depresión se puede entender casi de manera literal como estar sumido en un estado de ánimo deprimido y melancólico. Aquellos que experimentan depresión enfrentan continuamente sensaciones de tristeza y desánimo, percibiendo el mundo como sombrío y monótono, como si lo miraran a través de lentes de tonalidad gris oscuro. Es importante destacar que la depresión constituye una de las enfermedades mentales más prevalentes, afectando a aproximadamente una de cada cinco o seis personas en algún momento de sus vidas. Esta condición, sin duda, se posiciona como una de las más comunes en el ámbito de la salud mental. 

Principales síntomas de la depresión 

¿Te has sentido bajo de ánimo, triste o deprimido casi constantemente en las últimas dos semanas? ¿Has experimentado una falta de interés en casi todas las actividades durante ese período? ¿Has perdido el entusiasmo y la alegría por las cosas que solías disfrutar? Además, ¿has sentido fatiga y falta de energía recientemente? 

Si has respondido afirmativamente a dos o más de estas preguntas, es posible que estés experimentando los principales síntomas de la depresión. Además de estos, hay otros indicadores importantes: 

  • Dificultad para concentrarse y prestar atención. 
  • Falta de autoestima y confianza en uno mismo. 
  • Sentimientos de culpa. 
  • Actitud pesimista. 
  • Pensamientos o intenciones suicidas. 
  • Problemas de sueño, generalmente manifestados como dificultad para permanecer dormido o despertarse temprano. 
  • Pérdida de apetito y peso. 

Si presentas al menos dos de los síntomas principales junto con dos de los adicionales, y estos han persistido durante al menos dos semanas, es posible que estés lidiando con la depresión. Además, síntomas físicos como dolor de espalda, cuello, cabeza, molestias en el sistema musculoesquelético, dolor abdominal superior, problemas digestivos, mareos, presión en el cuello o el pecho, sensaciones desagradables como "hormigueo de hormigas" y disminución del deseo sexual o disfunción eréctil en los hombres también pueden indicar depresión. 

Es fundamental que busques ayuda para aclarar estos síntomas, ya sea a través de un psicoterapeuta especializado en salud mental o, especialmente si hay síntomas físicos, consultando a un médico de confianza. No subestimes la importancia de obtener un diagnóstico preciso para abordar adecuadamente tus preocupaciones. 

¿Cómo influye la depresión en nuestra salud mental? 

Como leemos en PamplonaActual podemos ver que la depresión afecta de manera directa a la salud mental. Eso se debe a que la baja autoestima está realmente ligada a los trastornos de salud mental. Y cuando eso se produce, la persona no es feliz y en consecuencia la calidad de vida se reduce de manera importante.  

Los expertos de Proyecto Arts siempre recomiendan mejorar las relaciones. Se ha demostrado que las relaciones sociales son de gran ayuda a la hora de mejorar la autoestima. Unas buenas relaciones sociales siempre ayudan a mejorar el ánimo. En cambio, las malas relaciones pueden provocar una sensación de depresión. Si notas que tu círculo social no te beneficia, lucha por cambiarlo. Notarás rápidamente las mejoras. 

De igual manera, las adicciones también provocan que la salud mental vaya deteriorándose. Al fin y al cabo, las adicciones suelen aparecer cuando hay una falta de confianza. Y por si eso fuese poco, algunas personas que no tienen apoyo pueden luchar contra esas adicciones con adicciones también más perjudiciales como las drogas. Todo eso provoca una dependencia que se traduce en una peor situación.  

Tratamiento de la depresión 

Cuando enfrentamos la depresión, el primer paso crucial implica entablar una conversación detallada con un psicólogo o psiquiatra. Este diálogo es fundamental para determinar la existencia de la depresión y, en caso afirmativo, identificar el tratamiento más adecuado para cada situación particular. 

En términos de tratamientos, la elección entre la psicoterapia y la medicación depende de diversos factores, como las preferencias y aversiones del individuo afectado, así como la duración y gravedad de la enfermedad. Es común que, especialmente en casos de depresión severa, se recomienda una combinación de psicoterapia y medicamentos antidepresivos. Es importante destacar que los antidepresivos generalmente demoran algunas semanas en mostrar mejoras significativas en el estado de ánimo, además de tener efectos que alivian la ansiedad y calman, variando según la sustancia utilizada. También se menciona que los preparados de hierba de San Juan son efectivos y bien tolerados. 

Además de estos enfoques, se resalta la importancia de factores como la relajación, una alimentación saludable y la exposición a la luz. Actividades como deportes de resistencia, música, arteterapia, masajes, y métodos de relajación como el entrenamiento autógeno y la relajación muscular progresiva pueden aliviar los síntomas depresivos. Se destaca la relación entre una dieta saludable, reduciendo el riesgo de enfermedades como arteriosclerosis y diabetes, y su impacto positivo en el estado de ánimo. Además, se aconseja consumir alcohol con moderación y evitarlo por la noche si se experimentan problemas para dormir. Se menciona también que dejar de fumar puede tener un impacto positivo en el estado de ánimo. 

Finalmente, se aborda la depresión estacional relacionada con la falta de luz, indicando que la fototerapia con una pantalla fluorescente especial puede contribuir significativamente a mejorar la condición en este contexto específico. 

Causas, factores de riesgo y frecuencia 

La depresión, al igual que muchas otras enfermedades mentales, surge debido a la interacción de diversos factores biológicos, psicológicos e interpersonales desfavorables. Esta compleja interacción aún no se comprende completamente. Si uno o ambos padres tienen depresión, existe un mayor riesgo de que los hijos también la desarrollen en comparación con la población general. Esto se atribuye a factores hereditarios que aumentan la susceptibilidad a la depresión, pero la clave está en la interacción entre los genes y el entorno. 

Diversos factores ambientales, como el estrés y los problemas psicológicos durante el embarazo, así como un comportamiento parental desfavorable y experiencias de trauma, pueden contribuir al desarrollo de la depresión en los niños. Además, la presión financiera y social, como el desempleo o la discriminación, también puede influir en la aparición de la depresión. 

En cuanto a las causas biológicas, la liberación excesiva de la hormona del estrés, la cortisona, deja marcas en el cerebro, favoreciendo la depresión, especialmente durante la infancia y la adolescencia. La concentración reducida de ciertos neurotransmisores en el cerebro también es una característica de las personas con depresión, y los antidepresivos equilibran este desajuste al ralentizar la degradación de los neurotransmisores serotonina y norepinefrina. La psicoterapia, por su parte, tiene efectos positivos tanto en el metabolismo de los neurotransmisores como en la arquitectura cerebral. 

En términos de demografía, aproximadamente dos tercios de las personas diagnosticadas con depresión son mujeres, pero esto no implica necesariamente que los hombres tengan menos probabilidades de estar deprimidos. La disparidad podría deberse a que las mujeres son más propensas a buscar tratamiento. Además, la depresión puede ocultarse detrás de las adicciones, que son más frecuentes en los hombres. La depresión puede afectar a personas de todas las edades, siendo ligeramente más común en el grupo de 50 a 59 años y menos frecuente en personas menores de 30 años y mayores de 70 años. 



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